Crónica de la Maratón de Laval by Manu

Me estreno en las crónicas del ART para contar mi primera experiencia en un Maratón (Marathon des Ecluses – Laval- Francia).
Para los que me conocen esa prueba siempre ha representado un obstáculo psicológico increíble para mi, será por algo que los atletas la llaman la prueba “reina del fondo”. Además me había prometido a mi mismo que si la hacía, era para correrla en menos de 3H00. Carlos Micra me dijo con razón que jugar en casa siempre es arriesgado.
Tenía en mente apuntarme a un Maratón desde el año pasado. Pensé en el de Donosti, sin embargo no conocía a nadie que iba, y sobre todo no me sentía preparado. En abril, al finalizar la Media de Madrid en un tiempo que nunca había realizado en esa distancia (1h20), decidí preparar un maratón. Quedaba definir cuándo y dónde. Unos amigos me dijeron que se iban a apuntar a la “famosa” Maratón de Laval que sigue el río La  Mayenne. Lugar al cual tengo un cariño muy especial: la ciudad donde he vivido mucho tiempo y zona donde reside mi familia y muchos amigos. Si a eso añadimos que la organiza mi antiguo club de atletismo, mi decisión estaba tomada. Billetes de avión y apuntado en menos de 2 días a pesar de las dudas que me entraron… La preparación empezó realmente en Junio, donde salía una media de 80km por semana para acabar en agosto con 100km semanales de media, sin ninguna salida larga. La distancia máxima que realicé durante esos 3 meses era de 19km.
Los días previos a la carrera (29 de septiembre) fueron muy duros, mezcla de nervios, emoción, dudas, molestias, y todo eso sin poder salir para descargar adrenalina… Por fin llegó el viernes y el viaje a Francia, todo genial, uno de mis amigos que corría la maratón (primera vez también) me bajó en coche desde Paris hasta mi pueblo, compartiendo los sentimientos previos a la carrera durante el trayecto.
El sábado nos fuimos a la feria del corredor para coger los dorsales y respirar un poco el ambiente. Mi gran sorpresa fue encontrarme a mi antiguo entrenador, que no había visto desde hacía 18 años a pesar de estar en contacto con el por las redes sociales. Mucha emoción la verdad! Aquí me permito un pequeño reconocimiento sobre este gran entrenador y aún mejor persona. Me enseñó los valores de ese deporte. Para el, todos los corredores son “pepitas” (como nos llamaba) independientemente del nivel de cada uno. Considera a todos por igual, en carreras y en los entrenamientos, nunca le he visto privilegiar o animar más a uno que a otro. Tenía un don para que cada uno con sus posibilidades superará sus límites. Viniendo de un deporte colectivo, donde la recompensa de machacar a tus compañeros durante los  entrenamientos era ser titular para el partido del domingo… A pesar del tiempo, cuando corro o entreno aún me acuerdo de sus grandes consejos. Es en gran parte el “responsable” de la pasión que tengo por este deporte! Y como no, no pudo resistirse en darme algunas pautas para el desarrollo de la carrera 🙂
 La noche del sábado al domingo fue cortita como lo imaginaba, a las 5 de la mañana estaba jugando al Candy Crush… Un buen desayuno y dirección la meta donde nos esperaba los autobuses para llevarnos a la salida (35km por carretera). En mi autobús notaba gente relajada, todos llevaban unas cuantas maratones, y bromeaban entre ellos mientras yo no sabía si salir corriendo pero de vuelta a mi casa 🙂 Me acordé mucho del ART porque seguramente muchos de vosotros estabais de camino para las Pedrizas. Que narices hacía yo aquí en Francia a punto de correr una maratón? Salíamos del centro de la ciudad de Mayenne con calles estrechas (“esto no me gusta ni un pelo” me decía). En la salida me encontré con algunos antiguos compañeros y amigos de “batallas”, con mas canas que hace 18 años, pero eso me sentó genial para relajarme un poco. Las condiciones climáticas eran perfectas: 20ºC, sin viento, nublado y bastante humedad. 
manu
 A las 9:00 en punto salimos, por fin! 6km en la ciudad y luego dirección las orillas del  río La Mayenne  para 32km de camino y otros 4km de asfalto para llegar en la cuidad de Laval. Al principio me costó situarme, intenté seguir grupos que iban a 4:10/4:15 pero la mayoría eran irregulares, y no quería caer en la trampa. El recorrido era bastante llano, por ese motivo mi idea era seguir un ritmo constante, me resultó complicado. Los primeros km disfruté muchísimo, hasta el Km 21 mas o menos me encontraba bien y mantenía un buen ritmo con 1h27 al Km 21. A partir de media carrera me adelantó bastante gente pero yo seguía con mi ritmo. Con tanta tensión, estrés acumulado era un alivio poder correr así. No me olvidaba beber algunos tragos a cada avituallamiento y tomar los geles correspondientes. A partir del Km 25 notaba que éramos muy pocos, la carrera se había estirado tanto que apenas  veía los de delante entre los árboles, solo en las curvas del río. El cansancio se hizo realidad a partir del Km 27 con dolores musculares y bajones psicológicos, pensar que te quedan ni mas ni menos que 15km en una hora y pico para cumplir con el objetivo. Allí surgieron dudas mas psicológicas que físicas, cálculos empíricos y extrapolaciones de tiempo, al menos avanzaba y tenía mi mente ocupada con los ojos en el reloj controlando el ritmo. Al km 32 ya entré en la fase “jodida” de la maratón, “por qué me propuse este reto? que hago aquí sufriendo tanto?”, pero me había preparado para esa etapa y recapacité rápidamente pensando en lo que dijo mi mitad “nadie te obliga, tu disfruta”. En ese momento tan duro pensé mucho en mi mujer, mi hijo  y la pequeña que se unirá a nuestra familia a finales de año. No corría por ellos, ni para que estén orgullosos de mi, solo que representan la mayor fuerza que existe para mi. A pesar de mi estado, adelanté unos 12 corredores entre el Km 30 y 40, lo que me ayudó a soportar el dolor pensando que otros iban peor. Al llegar a Laval, los espectadores empezaban a ser muy numerosos, quedaban 4 km. Me acordé de algo que leí por el Twitter del ART, donde uno dijo a un amigo suyo: “disfruta de esos últimos km, has llegado, eres maratoniano”. Aumenté el ritmo con el ánimo de la gente, y sobre todo de mis amigos que me esperaban en la meta. En los últimos metros (entraba solo), os puedo asegurar que disfruté mucho, miré a la gente, coloqué la camiseta del ART, con una plenitud increíble! Al pasar la meta, el comentarista (amigo de mi entrenador) comentó que había venido  especialmente para la maratón desde España, le dije que precisara desde Alalpardo, y del club ART!!!!! 
la foto
 Corro por todas esas emociones, sensaciones… buenas o malas, siempre sacamos lo mejor de ellas, es la vida misma!

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